La palabra célticos fue específica de la Península Ibérica. Sirvió para designar a poblaciones que los autores clásicos relacionaron con los celtas y que eran distintas de los celtíberos.
Fig. 4. Cerámicas del santuario de Capote, Luis Berrocal-Rangel 1992.
Plinio explica el origen de los célticos de la Beturia de la siguiente forma:
"Que los célticos, desgajados de los celtíberos, han venido de la Lusitania es evidente por sus ritos, su lengua y los nombres de sus poblaciones, que en la Bética se conocen por sus sobrenombres"
También encontramos en Estrabón datos que relacionan estos célticos del SO. de la Península con los que se identifican en el NO.:
"Alrededor de este cabo (Nerión) habitan los célticos, que son parientes de los célticos del Anas. Porque se dice que éstos y los túrdulos en su marcha por allí se rebelaron después del pasaje del Limia. Y que añadiéndose a esta rebelión también la pérdida de su jefe ellos se quedaron dispersos allí. Por esto el río se llamaría Lethes (río del Olvido)".
Estos textos clásicos han sido interpretados por los historiadores modernos, proponiendo desplazamientos de los pueblos que aparecen citados, como el que nos ofrece Antonio García Bellido en 1952.
A partir de las propuestas de Martín Almagro-Gorbea sobre la celtización del Occidente de la Península Ibérica, se ha planteado que este proceso en el Suroeste céltico fuera muy antiguo, surgido dentro de las relaciones atlánticas desarrolladas durante la Edad del Bronce. Con una fase posterior, hacia el siglo V a. C., con desplazamientos de gentes desde el Duero medio que incidirían en el surgimiento de los oppida extremeños. No obstante, sin negar el peso de estas transformaciones, la identificación de la ceca celtibérica de Tamusia en Extremadura, unido a la abundancia de hallazgos monetales celtibéricos especialmente de lc aceca de sekeida, ha llevado a defender que los acontecimientos narrados por Plinio se desarrollaron en una etapa situada a lo largo del siglo II a.C. e inicios del I a.C., aunque sin la naturaleza masiva que la tardía visión romana les otorga. [F. Burillo Mozota]
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