La propuesta realizada de identificar una primera fase de la ciudad de Segeda en el yacimiento arqueológico del Poyo de Mara dio lugar a la realización de una actuación arqueológica en el año 1986, bajo la dirección de Francisco Burillo y María Luisa de Sus y la colaboración de Ricardo Esteban, Javier Ibáñez, Julián Millán, Javier Navarro y Emilio Nieto.

1)-. Entre la elevación del Poyo y la rambla de Orera se extiende una amplia zona sedimentaria desarrollada con posterioridad a la etapa celtibérica, que cubre cualquier evidencia arqueológica. En 1986 se excavó un pozo para extraer agua en la parcela 189 y se pudo comprobar la existencia de una concentración de material cerámico procedente de la tierra que se había extraído con una pala mecánica. La inspección del corte estratigráfico, todavía visible en aquellos momentos, mostraba un perfil de casi tres metros de espesor, formado por depósitos aluviales de arcillas, arenas y gravas, con ausencia total de cualquier evidencia arqueológica, por lo que se dedujo que el nivel de procedencia del material arqueológico se encontraba a mayor profundidad, en la zona que ya se había cubierto. En aquel momento se carecía de información para conocer la función del nivel originario, pero la densidad de materiales, la proximidad a las estructuras descubiertas y los resultados de la campaña de excavación del año 2001 han llevado a proponer una relación con el mismo, siendo muy probable que corresponda a una prolongación de la ciudad.

2)-. En la finca más meridional de la parcela 179 el Grupo de Geofísica de la Rábida, formado por Sixto Romeo y Fulgencio Prat realizó una prospección eléctrica mostrando la existencia de estructuras constructivas con muros con desarrollo reticular.

3)-. Al otro lado del camino que linda con el Sur de la parcela 179, en el extremo más próximo de la parcela 241a, se realizó una cata arqueológica descubriéndose a 2,30 m. de profundidad, bajo un sedimento arcilloso arqueológicamente estéril, un muro de grandes cantos rodados asociado a un kalathos.

4)-. La roturación de la parcela 241b había dejado en superficie una gran mancha de tierra oscura. Dentro de ella y a unos 290 m. de la base del Poyo, en dirección Sudeste, se realizó una cata. Presentaba, bajo la capa alterada por el arado, un nivel de tierra grisácea con fragmentos de adobes, cerámicas y huesos de animales, con características estratigráficas similares a los cenizales de los oppida del valle medio del Duero, por lo que lo identificamos en aquel momento como el límite de la ciudad.

 Burillo, F. y de Sus, M., 1991, "El Poyo de Mara", Arqueología Aragonesa 1986-87, Diputación General de Aragón, Zaragoza, pp. 169-172.

 

 

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